“ Otro año ya se ha ido, cuantas cosas han pasado, algo hemos aprendido…” cantan los famosos Bukis. En Carrillo & Asociados ha sido otro año de poder hablar, compartir y aprender con diversas personas de muchas nacionalidades, en distintas industrias y profesiones, e intercambiar experiencias.
Resolver problemas complejos (la especialidad de la casa en C&A), nos permite aprender constantemente y nos expone a visualizar los casos y clientes desde distintas ópticas, nos permite entender las múltiples capas de complejidad donde todos los días aprendemos. Hoy, queremos compartir algunas de las lecciones aprendidas este año con ustedes.
Queremos aprovechar la época para ser optimistas, con el objetivo de que estos aprendizajes nos sirvan para construir un mundo mejor.
1. Promovamos el respeto y la búsqueda de consensos
Hemos visto el ascenso en la conflictividad como una tendencia global, lo cual es preocupante. Si indagamos el origen de muchas disputas, un buen número de ellas surgen por evitar conversaciones difíciles cuando se identifican desacuerdos y/o abusos desde un principio. En Guatemala, y mucho de Latinoamérica, estamos acostumbrados a convivir y tolerar el abuso, lo hemos normalizado. Esto puede suceder desde casa cuando permitimos que un familiar nos trate de forma irrespetuosa, hasta en los negocios cuando toleramos que un socio y/o colaborador se aproveche de su posición, en detrimento de otros.
A menudo vemos estas situaciones en la Firma y nuestra conclusión es que un buen número de ellas se habrían solucionado antes, y de forma amistosa, si aprendemos a comunicarnos mejor, con mayor asertividad, poniendo límites sanos desde el principio. Hemos aprendido que, hablando, con respeto, asertividad y empatía, podemos apoyar a solucionar las controversias antes de llegar al extremo de necesitar medidas más duras para arreglar las diferencias.
2. Aprovechemos la diversidad
Todos tenemos amigos y familiares con quienes conversamos sobre fútbol, religión, política u otros temas, sin que eso suponga pleitos. Sin embargo, frecuentemente, cuando las personas son diferentes a nosotros, nos limitamos a escucharlas, sin considerar sus posiciones, argumentos y razones, y muchas veces no estamos dispuestos a oír sus ideas.
Recientes eventos mundiales, regionales y locales, nos presentan a la sociedad, como una guerra donde dos bandos antagónicos buscan imponer sus ideas por la fuerza. Sin embargo, si tan solo nos sentáramos en la misma mesa a escuchar con respeto e interés, y conversar y debatir con ideas en lugar de alzar la voz, seguramente encontraríamos que tenemos más en común de lo que creemos y que, muchas veces, partimos desde puntos de interés en común, como construir un mejor país y crear mejores condiciones para todos.
Los últimos años nos han enseñado que la diversidad y la pluralidad que tenemos en Guatemala nos hace más fuertes. Debemos dejar de tener miedo de lo diferente porque las diferencias nos complementan. Lo diferente genera valor. No discutimos para pelear, discutimos para entender y juntos crear algo mejor. Como reza el dicho, “si quieres ir rápido ve solo, si quieres ir lejos vamos juntos”.
Disentir es sano. Debatir desde el respeto y con interés de escuchar y buscar comprender al prójimo es necesario. Esa convivencia sana mejorará nuestras vidas, nuestras empresas y a Guatemala.
3. La realidad es más compleja de lo que parece
En toda confrontación, siempre hay al menos dos versiones de los hechos. Para entender a nuestra contraparte, debemos ser capaces de ponernos en sus zapatos y pensar como él o ella. Cuando comencemos a pensar como la contraparte, podremos entender mejor los motivos subyacentes y su percepción de la realidad. Además, podremos identificar puntos de coincidencia que permitan resolver nuestros desacuerdos. Analizar los problemas desde múltiples perspectivas nos permite disminuir nuestros puntos ciegos y ser más balanceados.
Con frecuencia, cuando las confrontaciones florecen, las partes se suelen guiar por sus emociones, en detrimento de la razón. Las emociones nos pueden blindar de percibir la realidad, pero permiten que creamos en información que no ha sido verificada y, en consecuencia, nuestras acciones para resolver conflictos no son efectivas. Debemos estar abiertos a escuchar diversas perspectivas, a revisar nuestras percepciones, a poner a prueba nuestras creencias y así comprender la realidad de una forma más completa.
4. Visión de futuro
Hace casi cinco años, una pandemia nos sonaba a ciencia ficción hasta que de forma súbita el Covid-19 detuvo el mundo y, de un día para otro, las cosas cambiaron radicalmente. Este shock nos demostró que los humanos tenemos la capacidad de realizar grandes cambios en poco tiempo.
¿Qué cambios podemos empezar a implementar hoy, sin tener que esperar a otra pandemia?
No deberíamos esperar hasta que nos multen para que comencemos a seguir las normas de tránsito. Tampoco hay que llegar al extremo de que nuestros cuerpos nos den un ultimátum en forma de una enfermedad para empezar a cambiar hábitos. Y menos que los océanos inunden países para tomar acciones más contundentes contra el cambio climático.
¿Cómo podemos innovar para tener un mejor futuro?
Guatemala sufre de grandes problemas estructurales, los cuales se replican en muchos otros países. La educación, la salud, la desnutrición, la corrupción e impunidad son algunos de los retos que más nos preocupan. Debemos empezar a abordar estos problemas con una visión de futuro colectiva que nos ayude a planificar y trabajar, juntos como sociedad, en objetivos comunes de largo plazo.
Buscar objetivos comunes y construir futuro requiere de esfuerzos de escucha y diálogo. Para eso debemos tener conversaciones maduras y honestas donde todas las partes estén dispuestas a escuchar con respecto, buscar comprender los motivos de los demás, e incluso ceder, en búsqueda del bien común. Trabajar en el largo plazo es más retador, requiere mayor energía y esfuerzo, pero el fruto de la semilla sembrada en tierra fértil vale la pena.
Desde Carrillo & Asociados les deseamos
¡felices fiestas y un próspero 2025!