El auge de la Inteligencia Artificial (IA) es un fenómeno innegable. Hace apenas tres años que la IA generativa comenzó a sonar, y de acuerdo con la última encuesta de McKinsey, cuando termine 2025, el 88% de las organizaciones utilizarán IA para realizar al menos una función operativa.
Pero la realidad es que, aunque estamos rodeados de anuncios de nuevos productos y servicios con IA, y el tema salga continuamente en las conversaciones, una cosa es experimentar con plataformas como ChatGPT, Grok o Gemini, y otra muy diferente es implementarla con el objetivo de mejorar la productividad y la realidad de una organización, y en simultáneo cumplir con los más altos estándares de seguridad informática.
Por ello, antes de buscar implementar nuevas tecnologías relacionadas con la IA, una buena práctica es realizar una evaluación interna en su organización para conocer su Nivel de Madurez Tecnológica (TRL, por sus siglas en inglés: Techonology Readiness Level). Este método se utiliza para evaluar y medir el grado de desarrollo y preparación de una tecnología específica en una organización, y la capacidad para un aprovechamiento estructurado y sostenible dentro de la misma.
Algunas de las razones principales para medir la madurez tecnológica de una organización son:
- Identificar fortalezas y debilidades.
- Mejorar la adaptabilidad del equipo para reducir los riesgos en el proceso de transformación.
- Aumentar la competitividad y generar ventajas estratégicas.
- Optimizar el rendimiento y la eficiencia interna.
- Justificar las inversiones y fomentar la mejora continua.
Esto permitirá conocer también la madurez organizacional en términos de cultura, procesos o personal, y dará una perspectiva más informada sobre la preparación actual de la organización para enfrentar una transformación tecnológica, incluyendo la utilización de herramientas de IA.
¿En qué fase se encuentra su organización?
El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) introdujo un marco de madurez de la IA empresarial de cuatro etapas para evaluar las organizaciones y buscar crear valor a partir de su implementación. Estas consisten en:
- Experimentar y preparar: las organizaciones comienzan a discutir en qué procesos los humanos deben supervisar y a definir el marco de usos aceptables y éticos de la tecnología de IA.
- Construir pilotos y capacidad: en esta fase se comienzan a trabajar planes o pruebas piloto de implementación de IA con el objetivo de crear valor tanto para la empresa como para sus trabajadores. Aquí se definen métricas importantes para medir el éxito, qué procesos se podrán simplificar o automatizar y cómo se hará eso.
- Industrializar la IA en toda la empresa: es crucial para el crecimiento y la rentabilidad de la organización que, durante la implementación de la IA, se construyan modelos, se transparenten los datos y resultados y se desarrolle una nueva cultura de prueba y aprendizaje de los procesos.
- Convertirse en “IA listo para el futuro”: en esta etapa final, las organizaciones ya han integrado la IA en la toma de decisiones y cuentan con sistemas de inteligencia artificial creados para sus propias necesidades.
Las personas tienden a tomar decisiones impulsivas en las etapas iniciales de su desarrollo, las cuales, al ser evaluadas con mayor perspectiva y madurez, pueden generar arrepentimiento. Este fenómeno forma parte natural del proceso de maduración individual. Un patrón similar se observa en las organizaciones: ante la aparición de una nueva tecnología en el mercado, surge frecuentemente la urgencia por adoptarla de inmediato. No obstante, una reflexión detenida y rigurosa puede revelar que dicha tecnología no responde a las necesidades actuales de la organización o su cultura, o que dicha solución aún no cuenta con las condiciones adecuadas para su implementación efectiva.
Por ello, nuestra recomendación es que, previo a realizar la implementación de nuevas tecnologías dentro de su organización, es fundamental crear e implementar una nueva cultura en donde existan procesos definidos y documentados, políticas de manejo de datos y de utilización de las herramientas tecnológicas y de la IA. Y finalmente, que todos los procesos cuentan con una documentación detallada.
Esto permitirá a las organizaciones optimizar procesos e implementar políticas, convertirse en una organización tecnológicamente madura, y, por tanto, contar con la capacidad para utilizar herramientas tecnológicas y de inteligencia artificial sin poner en riesgo sus operaciones, información, patrimonio o a sus clientes mismos.
Publicado el 1 de diciembre de 2025