El 2023 fue un año electoral lleno de sorpresas para Guatemala. El país experimentó una crisis política sin precedentes que marcó el ambiente con incertidumbre. Sin embargo, la economía guatemalteca mostró ser lo suficientemente robusta para sobrellevar estos acontecimientos sin mayores sobresaltos. Hoy, los principales indicadores macroeconómicos del país apuntan hacia la estabilidad a largo plazo.
Las tendencias macroeconómicas describen el panorama complejo que se vivió a raíz de la pandemia del Covid-19 y los eventos políticos del último año. No obstante, el 2024 el nuevo gobierno del presidente Bernardo Arévalo presenta nuevas oportunidades. Su plan de gobierno contempla proyectos de infraestructura y sostenibilidad ambiental que podrían atraer inversión en las áreas de construcción, logística y energía renovable, entre otras.
Balanza comercial
En Guatemala, las importaciones superan a las exportaciones, lo cual genera una balanza comercial negativa. Esta brecha se redujó significativamente durante la pandemia del Covid-19, pero fue temporal. La reapertura económica del país mostró un incremento pronunciado de importaciones, con una balanza negativa de US$12,879 millones en 2021. Desde entonces, se ha mantenido por encima de los -US$16,000 millones.
Reservas monetarias
A pesar de contar con una balanza comercial negativa, Guatemala ha aumentado sus reservas de divisas. El Banco de Guatemala (Banguat) reportó en 2019 reservas de US$14,789 millones. Estas han aumentado, alcanzando US$21,319 millones en 2023, un incremento del 44% respecto a 2019. Esto se debe principalmente a los ingresos de divisas por medio de remesas familiares. Solamente en 2023, Guatemala recibió US$19,804 millones en remesas.
Tipo de cambio
El quetzal es conocido por ser una moneda estable en el tiempo, la fluctuación no ha superado los 15 centavos en el último quinquenio. En 2022 se experimentó una inflación generalizada en el mundo y Guatemala no fue la excepción. No obstante, esto no afectó el valor de su moneda por la política monetaria que ha mantenido el país.
Deuda pública
La deuda pública externa, como porcentaje del producto interno bruto (PIB), ha tenido incrementos y descensos en los últimos años. Este dato se encuentra debajo de la tendencia global. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda pública mundial se situó en el 92% del PIB global en 2022, más del triple que Guatemala tuvo en ese mismo año.
Inversión extranjera directa (IED)
La IED tuvo un descenso en 2020 respecto al año anterior del 4.4%, con un monto total de US$934.9 millones. Este descenso no fue tan pronunciado en comparación al repunte que se observó en 2021: un incremento del 73% con US$3,461.8 millones. Este incremento se dio principalmente por la compra de Comcel (Tigo), una compañía de telecomunicaciones, por la multinacional Milicom Internacional Cellular S.A. La operación se vendió en US$ 2,200 millones.
No obstante, a partir del 2022, la IED regresó a niveles similares a la tendencia anterior. El último dato toma en cuenta hasta septiembre de 2023 con US$1,136.1 millones.
Está por verse si la inversión llegó al mismo monto del 2022, pues la crisis política pudo haber impactado negativamente en la IED del 2023. Si bien la IED no se vio afectada considerablemente por la pandemia, es posible que sí reaccione a la inestabilidad política e incertidumbre que se vivió en el segundo semestre del año pasado.
IED por sector económico
Hubo tres sectores económicos que recibieron el 71% de la IED: actividades financieras y de seguros; industrias manufactureras; y comercio y reparación de vehículos. Solo en 2023 aumentaron las ventas de vehículos nuevos por un 18%.
Mientras que agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, un sector económico importante, solo recibió el 1.3% de la inversión.
Carga tributaria como porcentaje del PIB
Esta medición ayuda a comparar las cargas impositivas entre distintos países. Ilustra qué porcentaje del PIB gravan los gobiernos para su recaudación. La gráfica compara a Guatemala con otros países de Centroamérica y el resto del continente. De esta selección, Brasil tiene la carga tributaria más alta, gravando el 43.28% del PIB. Por el otro lado, Guatemala es el país con la menor carga impositiva con el 12.66%. Los demás países centroamericanos, con la excepción de Costa Rica, duplican este valor. El Salvador, por ejemplo, tiene una carga del 25.77% del PIB.
Inflación
En 2022, la economía global experimentó un fenómeno inflacionario generalizado. Ese año Guatemala marcó una tasa del 9.24%. Sin embargo, la inflación fue exitosamente controlada en 2023, con una tasa del 4.18%. Esta cifra se asemeja a la de años anteriores, mostrando la estabilidad por la que Guatemala es conocida.
Tasa de desempleo
La tasa de desempleo ha estado en alza en los últimos años. En 2019, el Instituto Nacional de Estadística (INE) reportó un desempleo del 2%. Sin embargo, este indicador ha aumentado gradualmente hasta llegar al 3.3% en 2023. No hay datos para el año 2020 porque las medidas sanitarias del Covid-19 impidieron que el INE llevara a cabo encuestas.
Conclusiones
Los indicadores macroeconómicos apuntan a que la economía guatemalteca se ha mantenido estable en el último quinquenio, pese a la pandemia y a los eventos extraordinarios que ha vivido el país.
Los indicadores más robustos son la política monetaria, con un quetzal que ha preservado su valor respecto al dólar estadounidense con el paso de los años, una reserva de divisas en aumento y una deuda pública externa por debajo de la media global.
Con la excepción del 2022, la inflación se ha mantenido controlada. Adicionalmente, la baja carga tributaria, en comparación con otros países de la región, dota a la economía guatemalteca de mayor competitividad y certidumbre a largo plazo.
La IED se ha mantenido en un aumento constante. Los datos de 2023 indican que los principales sectores económicos que captaron inversión fueron las actividades financieras y de seguros; las industrias manufactureras; y el comercio y reparación de vehículos. Ahora bien, esta tendencia podría ser alterada por las políticas públicas y dirección que tome el nuevo gobierno, especialmente en las áreas de infraestructura y logística, transporte público y energía.
Finalmente, el aumento de la IED con el paso de los años no se ha reflejado en la tasa de desempleo, la cual ha incrementado también. Esto significa que el destino de la inversión no está generando los empleos suficientes para ocupar la mano de obra disponible.